Luchadores sociales y pueblo michoacano, impulsores del proyecto de nación cardenista
Luchadores sociales y pueblo michoacano, impulsores del proyecto de nación cardenista
Eduardo Garibay Mares
www.prensalibremexicana.com
Mayo 21 de 2014
En memoria de mi padre José Garibay Romero –michoacano nacido en Chavinda el 23 de agosto de 1908 y fallecido en Morelia el 15 de junio de 1964–, Secretario General de la Confederación Michoacana Revolucionaria del Trabajo, CMRDT, en la etapa en que ésta evolucionó, en 1938, para dar vida en la entidad, y el país, a la Confederación Nacional Campesina, CNC; y quien en 1930 dio muestra, en sesión agraria de Chavinda, de su lucha por la razón y la justicia social al declarar: “Nosotros tenemos un deber por encima de todos los demás y es el deber de procurar un mejor porvenir para nuestros hijos, que coman mejor, que vivan con comodidad decorosa, que tengan oportunidad de educarse y que no vivan sujetos a la explotación como vivieron nuestros padres y nosotros mismos”.
Lázaro Cárdenas del Río
Hijo de Felicitas del Río Amezcua y Dámaso Cárdenas Pinedo, Lázaro Cárdenas del Río nació el 21 de mayo de 1895, en Jiquilpan de Juárez, Michoacán, lugar donde luego de iniciar a los seis años de edad el estudio de las primeras letras, dos años después ingresó en la escuela oficial, a la vez que durante los fines de semana ayudaba al abuelo en labores agrícolas.
De carácter serio y reservado, Lázaro gustaba de leer todo libro que encontrase al alcance de su mano, así como de las charlas que su padre sostenía con amigos, sobre historia y temas diversos. A los catorce años fue aprendiz en la oficina fiscal y luego en la imprenta La Económica, donde trabajó hasta el año 1913, cuando llegó a su terruño el movimiento revolucionario y se enroló en filas villistas a cargo del general Guillermo García, proveniente del zapatismo. Fue a partir de entonces que le quedó claro, de entre las contradicciones del proceso revolucionario, que la causa impulsora de indígenas y campesinos para lanzarse a la lucha armada era la tierra.
Para 1914, integrado al Ejército constitucionalista, tras combatir al lado del general Álvaro Obregón, en noviembre se sumó en Sonora a las fuerzas del general José María Maytorena, hasta que éste se sublevó a favor de Villa, por lo que, incorporado a tropas del general Plutarco Elías Calles, en 1920 secundó el Plan de Agua Prieta, contra Carranza, y luego fue jefe de operaciones en la Huasteca, el istmo de Tehuantepec y en Michoacán, estado donde ese mismo año fungió interinamente como gobernador, de junio a septiembre, mes en que entregó el cargo al general Francisco J. Múgica. Nombrado por Calles jefe de Operaciones de las Huastecas, en 1925, Cárdenas detectó entonces el problema con que afectaban al país las abusivas compañías petroleras y resolvió intervenir en la política.
Como gobernador de Michoacán, de 1928 a 1932, el General Cárdenas inició el proyecto de nación, a la cabeza de luchadores sociales y con apoyo del pueblo, que igual prosiguió como presidente de la República, del 1 de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940. Al morir el 19 de octubre de 1970, en México, Distrito Federal, a Cárdenas lo sobrevivieron su esposa, Amalia Solórzano Bravo y su hijo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Además de su legado a la humanidad como mandatario ejemplar del siglo XX, Cárdenas dejó, entre otras cosas, diez postulados emancipadores escritos en 1949, afirmando que:
Primero. La miseria, la ignorancia, las enfermedades y los vicios esclavizan a los pueblos;
Segundo, a cada quien en relación a su trabajo, y todos según sus necesidades de pan, casa, vestido, salud, cultura y dignidades;
Tercero, obtener la máxima eficiencia, con el mínimo de esfuerzo y la más equitativa distribución de la riqueza;
Cuarto, sin gran producción no hay amplio consumo, ni gran industria, ni economía poderosa, ni bienestar colectivo, ni nación soberana.
Quinto, todo Estado moderno exige una técnica dirigida hacia la abundancia de bienes esenciales y de equipos eficientes de cultivo, de transformación, de comunicaciones, de cambio y de cultura;
Sexto, suprimir lo superfluo para que nadie carezca de lo necesario y se evite que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres;
Séptimo, contra la patria, nadie. Por la patria, todo;
Octavo, todos somos servidores de las causas de la libertad, la democracia y el progreso;
Noveno, las reformas avanzadas son victorias de las fuerzas del bien sobre el mal en sus luchas por la redención de los oprimidos;
Décimo, sólo la justicia social garantiza la paz y la felicidad humana.
Al considerar que la mayor riqueza de un país es el cultivo de la inteligencia de su población, Cárdenas afirmó en 1959 que el día en que la colectividad mexicana se responsabilice más de sus deberes y se organice de manera que no haya niños que carezcan de escuela, que todos los jóvenes tengan oportunidad de capacitarse, que cada ciudadano pueda educar su espíritu y ser un científico o un técnico o un obrero calificado o un agricultor moderno, ese día estarán movilizándose intensivamente nuestros valiosos recursos naturales y no habrá que temer por el destino glorioso de la patria, porque ninguna capacidad humana será desperdiciada, y porque sus recursos materiales serán utilizados para producir bienestar en vez de miseria, y paz en vez de guerra.
Corolario
En Michoacán, de 1952 a 1962, con el licenciado David Franco Rodríguez se dio el último de los gobiernos encauzados en el cardenista proyecto de nación, que a partir de 1928 impulsaron los luchadores sociales y el pueblo que sustentaron siempre a Lázaro Cárdenas del Río.