Análisis: Morelia y sus viejos fantasmas en un día de bloqueos

Permítame hablar con la calma de los años. He visto paros, marchas y negociaciones que nacen al filo de la madrugada y se disuelven con la llovizna de las seis. Lo de Morelia, aquel 28 de mayo, no fue una excentricidad: fue la suma de rencores viejos y deudas nuevas. Cuarenta sindicatos y organizaciones —con la CNTE a la cabeza— anunciaron que cerrarían accesos y arterias principales hasta obligar al gobierno a sentarse a la mesa. Lo dijeron y lo hicieron. PostData News
El telón de fondo
Michoacán carga desde hace décadas con una conflictividad laboral intermitente: nóminas docentes tensas, plazas prometidas y no entregadas, reglas de promoción discutidas, y un transporte público que vive entre concesiones, rutas y pulso político. En la jornada referida, las demandas magisteriales fueron claras: abrogar la reforma del ISSSTE de 2007, eliminar el USICAMM, asegurar jubilaciones dignas y pagar a eventuales. Son reclamos que rebotan año con año en las paredes de Palacio, y que esta vez se plantaron en las calles.
Los actores y el mapa del conflicto
La CNTE (Sección XVIII) movilizó a su base; el STASPE y otros gremios estatales acompañaron; transportistas hicieron lo propio. El resultado fue una pinza sobre la ciudad: monumento a Lázaro Cárdenas, calzada La Huerta, Periférico, Camelinas, Ventura Puente, Madero Poniente, la salida a Pátzcuaro… una cartografía del hartazgo que Morelia conoce de memoria. Para la mitad de la tarde se contabilizaban una quincena de puntos intervenidos. No es poco. La JornadaQuadratín Michoacán
La jornada desde la banqueta
El ciudadano, siempre el mismo perjudicado, caminó lo que no camina en meses. Los comercios improvisaron horarios; las escuelas y oficinas, a medias. Hubo tramos sin transporte y cruces tomados por columnas que avanzaban a paso de consigna. Si alguien buscaba novedad, la halló en la escala y la coordinación, no en la liturgia: marchar, bloquear, resistir; pedir diálogo. Los diarios locales narraron minuto a minuto ese vaivén entre negociación y presión. La Voz de MichoacánMi Morelia.com
¿Qué nos dice este episodio?
Primero, que los mecanismos institucionales para procesar conflictos laborales siguen sin dar abasto. Cuando la ruta formal se percibe cerrada, la calle se convierte en ventanilla. Segundo, que el frente sindical encontró un lenguaje común: cada cual con su pliego, sí, pero unidos por la negativa de quedarse esperando. Tercero, que el costo social es real y cotidiano: horas perdidas, citas pospuestas, una economía urbana que funciona —todavía— con márgenes muy estrechos.
El gobierno, entre la prisa y la prudencia
La administración estatal apostó a acotar tiempos y contención, con la expectativa de que la presión se diluyera hacia media tarde. No obstante, mientras no se resuelvan de fondo las asignaciones de plazas, los pagos rezagados y las reglas de promoción magisterial, cada tregua será apenas eso: un descanso entre rondas. La persistencia de choques con transportistas por rutas y concesiones —tema que reaparece una y otra vez— es otro recordatorio de que aquí no hay válvulas de escape técnicas, sino salidas políticas. Quadratín Michoacán+1
Lecciones de vieja escuela
Un viejo reportero aprende que los conflictos no estallan de un día para otro: se amasan. La ciudad, por su parte, aprende a prepararse: mapas de cierres, rutas alternas, horarios flexibles. Y aun así, lo importante no es si mañana habrá otro bloqueo, sino qué tan cerca estamos de que la negociación sea la regla y no la excepción. Mientras la respuesta pública llegue tarde o a medias, la protesta seguirá siendo el lenguaje más escuchado.
Lo que hay que mirar
-
Si se instala una mesa de alto nivel con calendario y verificables; 2) si el magisterio obtiene respuestas concretas —no promesas— sobre ISSSTE/USICAMM y pagos; 3) si el frente sindical permanece coordinado o cada gremio vuelve a su carril; 4) si el tema del transporte se aborda con datos, auditoría de concesiones y una reforma de movilidad que evite convertir la calle en tribunal. Es ahí, y no en el parte de tránsito, donde se decidirá el próximo titular. La Jornada
Deja un comentario