Margarita Maza y Benito Juárez

Margarita Maza y Benito Juárez

 

Eduardo Garibay Mares

www.prensalibremexicana.com

21 de Marzo de 2014

 

Conmemorar este 2014, como cada año, el Natalicio del Benemérito de las Américas Benito Juárez García, defensor de la soberanía y adalid de instituciones republicanas, nacido el 21 de marzo de 1806, obliga asimismo a rememorar a Margarita Maza Parada, quien compartió sus vivencias a partir del día 31 de julio de 1843, en que se casaron, hasta el 2 de enero de 1871 en que ella murió en la ciudad de México.

Porque rememorar al hombre heroico, que siendo presidente del país murió el 18 de julio de 1872 en palacio nacional, entonces residencia oficial, rodeado de sus hijos, es recordar a esta mujer mexicana, dentro del marco de eventos en torno al 8 de marzo, señalado como “Día Internacional de la Mujer”, del que hay versiones que remiten a 1857, año de sucesos de lucha laboral mediante huelgas y marchas en reclamo de sus derechos, de mujeres que además de efectuar cotidianos quehaceres del hogar también trabajaban en empresas, sempiternamente explotadas al igual que los hombres, pero en desventaja respecto a ellos y sujetas a mayor discriminación: un contexto vivido por Margarita Maza, nacida el 29 de marzo de 1826 en la ciudad de Oaxaca, hija de Petra Parada y Antonio Maza, matrimonio que el 17 de diciembre de 1818 acogió en su casa al hermano de su cocinera María Josefa, el niño indígena zapoteca que no hablaba español: Benito Juárez.

Margarita Maza y Benito Juárez en la historia patria

Vuelto a la Presidencia de México en 1953, Antonio López de Santa Anna desterró a liberales, entre ellos a Juárez, a quien encarceló, desterró a La Habana, Cuba, y después deportó a Nueva Orleáns, Luisiana, en los Estados Unidos de América, donde éste combinó su actividad política con el desempeño de diversos oficios para ganarse la vida, mientras en México su familia sufría una situación tan apremiante que en 1854 Margarita tuvo que huir, embarazada de gemelas y con seis hijos, siendo asilada en haciendas oaxaqueñas hasta que pudo abrir una tienda en Etla, para mantener su hogar y enviar dinero a su exiliado esposo, quien al volver al país se reunió en Veracruz con ella, en 1856, que lo esperaba acompañada de sus hijos, tras ser perseguida por bandidos que pretendían raptarla y de los que la protegió su hermano José Maza.

Vencido Santa Anna por la revolución liberal, el general Juan Álvarez llegó a la Presidencia y Juárez fue nombrado ministro de Justicia e Instrucción Pública, siendo entonces que comenzó a considerar reformas liberales luego incluidas en la Constitución de 1857, año en que fue elegido presidente de la Suprema Corte de Justicia, ya durante el gobierno del presidente Ignacio Comonfort, quien desconoció la Constitución, dio un golpe de Estado y encarceló a diversos ciudadanos, entre ellos Juárez, actos con que Comonfort desencadenó la Guerra de Reforma, proceso durante el cual el 11 de enero de 1858 Juárez asumió la Presidencia de la República en la ciudad de Guanajuato, por ministerio de ley, y apoyado por el grupo liberal expidió en julio de 1859 las Leyes de Reforma, con las que se declaró la independencia del Estado respecto de la Iglesia, y se normaron: matrimonio y registro civil; panteones y cementerios; y el paso de los bienes de la Iglesia a la nación. Guerra que concluyó con el triunfo de los liberales que hicieron posible que el 15 de junio de 1861 él fuese electo para continuar en la presidencia, siendo a causa de la intervención francesa que en mayo de 1863 hubo de dejar la ciudad de México, ejerciendo su gobierno desde diferentes puntos del país.

Margarita tuvo que separarse una vez más de Benito, durante ese tiempo en que el archiduque de Austria Maximiliano fue coronado emperador de México, en 1864, por imposición del emperador Napoleón III de Francia. Época en que ella, con el apoyo de sus hijas, pasó de presidir una junta de señoras y organizar funciones de teatro para reunir fondos en favor de hospitales y de familiares de víctimas de esa nueva guerra, a tener que huir del país y refugiarse en Washington, ciudad norteamericana de la que regresó a México, al triunfar los liberales, siendo así que en 1867 pudo reunirse con Juárez en el puerto de Veracruz, año en el que el 15 de julio, ya de regreso en la ciudad de México, al triunfo liberal republicano Juárez exhortó a los mexicanos a encaminar todos los esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz: «Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz», dijo el que por defender las libertades humanas y servir de ejemplo a otros países latinoamericanos, fue entonces proclamado “Benemérito de las Américas»”.

Corolario

Once hijos procrearon Margarita Maza y Benito Juárez, quienes como pareja e individualmente dieron concerniente muestra: él, como patriota, político y estadista; y ella, como mujer responsable en cuanto: primero, a la familia que integraron sustentada en valores universales y por la cual asimismo procuró vestido, comida y alojamiento; y segundo, al apoyo dado su esposo, en su difícil proyecto de nación y a través de las múltiples vicisitudes que lo acompañaron.

Corolario

Es por eso que al conmemorar el natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, igual debe rememorarse, por su heroicidad cívica, conyugal, y maternal, a Margarita Maza, cuyo nombre, inscrito en letras de oro el 23 de diciembre de 1966, en un muro del Congreso de la Unión, simboliza el de tantas y tantas mujeres mexicanas que como madres, esposas, hermanas, e hijas, que además de cumplir su deber en las cotidianas labores del hogar, simultáneamente también trabajan fuera de casa, igual que el hombre, para la manutención familiar, aunque muchas de las veces marginadas, violentadas, discriminadas, ignoradas.

Ser y quehacer de la mujer mexicana cuya fatal faceta experimentó Juárez en sí mismo cuando su madre Brígida García murió al parir a su hermana menor, María Longinos, en medio de privaciones en que asimismo murió su padre Marcelino Juárez y que acabaron por desintegrar a esa familia campesina, hecho que a su vez sumó a su condición de indígena del poblado San Pablo Guelatao, en la sierra del estado de Oaxaca, la total orfandad a sus escasos tres años de edad.

Sí, historia patria requerida en el siglo XIX para consolidar a México como nación, misma que hoy más que nunca evidencia que el Estado mexicano ha de cumplir su deber como tal y no conformarse con sólo conmemorar a personajes, hechos o procesos históricos, mientras en el país imperan pobreza y caos; porque es el caso que en el estado que vio nacer a Benito Juárez García, el municipio llamado en su honor Guelatao de Juárez figura entre los de más alta marginación, respecto a las precarias condiciones de desarrollo y bienestar prevalecientes en la mayoría de los 2,378 municipios que hay en México, y los 570 que existen en Oaxaca, donde Guelatao de Juárez ocupa los lugares 2,224 y 562, en respectivos contextos nacional y estatal. Esto es, realidades perennes de millones de mexicanos marginados del desarrollo y bienestar social a los que, como a los insignes Margarita Maza y Benito Juárez, así como a sus hijas e hijos, sólo les queda migrar a lugares donde encuentran lo que en su terruño y patria les es negado, como son, entre otras cosas, servicios de salud, sistema educativo de excelencia, empleos, y seguridad.