¿Qué pasa con los párrocos de la Diócesis de Zamora?

¿Qué pasa con los párrocos de la Diócesis de Zamora?

 

El ingeniero Monje Alcuino

Prensa Libre

Jacona, Michoacán. Marzo 28 de 2015. No. 902. Página 2

Platicando con mis amigos, me lanzan la pregunta: ¿Qué pasa con los párrocos?, ¿por qué no escribes algo sobre el comportamiento de los párrocos de aquí de la región?; y la verdad que para mí, escribir al respecto -ya que es un tema que no domino, puesto que estoy acostumbrado a escribir artículos técnicos relacionados con mi carrera de ingeniero- es difícil.

Basado en comentarios escuchados de algunos feligreses, el comportamiento de algunos párrocos deja mucho que desear. En este escrito me referiré al párroco de la iglesia de San Agustín, de Jacona de Plancarte, Michoacán, ya que he podido corroborar algunos comportamientos que no son dignos de un pastor de la Iglesia Católica, a saber: Maltrata a los feligreses -principalmente los de bajos recursos- cuando solicitan algún servicio especial como bautizos, matrimonios, misas de difuntos; no aceptándoles algunos horarios e incluso, se dio el caso, que en una misma misa, celebró un matrimonio y misa de cuerpo presente, ¡qué desfachatez!.

El párroco ha tratado de quitarle solemnidad a las dos fiestas de la Virgen de la Esperanza, ya que se le ha escuchado decir: “Yo prefiero dinero que flores”, “prefiero dinero que cuetes”. Se le ve molesto cuando se le acercan feligreses de bajos recursos, como dijo mi amigo de Sahuayo: “Ese párroco es amigo del dinero y no de las personas”.

En ocasiones muestra irreverencia en las partes de la misa. Por ejemplo, cuando distribuye la comunión, sujeta varias hostias simultáneamente, dándoselas a los feligreses como si estuviera repartiendo cartas de una baraja. Como si pensara: ¡A mal paso darle prisa!.

Por otro lado se notan los celos que les tiene a los jóvenes sacerdotes coadjutores cuando destacan en el servicio amable a los feligreses, tanto al dirigir los ritos sagrados como al organizarles el cumplimiento de los sacramentos como el bautismo, la primera comunión, matrimonios y misas de cuerpo presente; es tanto su enojo, que inmediatamente y sin causa alguna solicita al señor Obispo que los cambie de parroquia para que no le hagan sombra; lo que no se entiende es cómo el señor Obispo no nos ha cambiado a este párroco, a sabiendas de que le han llegado demasiadas quejas.

La intención de este escrito es que sirva de retroalimentación a fin de que evite en lo posible comportamientos que alejan a los católicos de la iglesia. Al respecto lo antes dicho se ajusta muy bien a lo que sostiene el Papa Francisco: “Yo también sería ateo si me guiase por los ejemplos que me da la curia”.